

Profesor, doctor, Maestro del Pueblo Vu Duong Ninh
Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Nacional de Hanói
Artículo publicado en
Actas de la "Conferencia sobre 60 años de liberación del capital: logros, oportunidades, desafíos y desarrollo", octubre de 2014, Comité del Partido Comunista de Vietnam - Consejo Popular - Comité Popular - Comité del Frente de la Patria en Hanói.
Hanói
una puerta al intercambio internacional
Thang Long - Ke Cho
un centro comercial

Thang Long, nombre que recibió Hanói durante su época como capital imperial de Vietnam, ya era un importante centro de comercio en los siglos XVII y XVIII, cuando realizaba negocios con extranjeros de lejanas tierras de Occidente. La presencia de un número considerable de comerciantes y misioneros de Portugal, Países Bajos y Gran Bretaña, junto con mercaderes de Oriente, como los procedentes de Japón, China y Java (Indonesia), hizo que este fuera un lugar animado y concurrido.
El vibrante ambiente comercial de esta zona quedó plasmado en la siguiente descripción de un comerciante holandés que vivió en Ke Cho, otro nombre de Hanói, en la segunda mitad del siglo XVII: “La escala de Ke Cho es comparable a la de muchas ciudades europeas, incluso con una población mucho mayor, lo que se puede percibir especialmente en los mercadillos del 1 y 15 de cada mes lunar, cuando un gran flujo de gente acude con mercancías desde los pueblos de las afueras. En esos días, las calles anchas y despejadas se habían vuelto tan estrechas que se consideraba una hazaña recorrer 100 pasos en media hora. Estaba regulada la venta de diferentes tipos de bienes en calles separadas, cada una colmada de habitantes de uno, dos o tres poblados juntos. La gente en las calles organiza ventas en forma de gremios como en las ciudades europeas…”
Así, Thang Long abrió la puerta a los intercambios hace siglos y se posicionó como un verdadero centro comercial, político y económico del país, así como de la región de Asia Oriental. El pueblo de Ke Cho dio la bienvenida a los foráneos con hospitalidad y tacto, según las tradiciones de la nación, muy pronto.
Junto a los puestos de los locales había establecimientos de negocios ingleses que “se situaban en la zona norte de la ciudad y miraban al río”, así como los de neerlandeses “que estaban al sur de la ciudad, cerca de los sitios de venta de los británicos”.
Así, Thang Long abrió la puerta a los intercambios hace siglos y se posicionó como un verdadero centro comercial, político y económico del país, así como de la región de Asia Oriental. El pueblo de Ke Cho muy prontamente dio la bienvenida a los foráneos con hospitalidad y tacto, según las tradiciones de la nación.
Hanói
en atmósfera heroica de revolución y resistencia

La invasión y ocupación de Hanói por parte de los colonialistas franceses dio lugar a una “concesión” que casi cerró su conexión con el mundo exterior, aunque los edificios modernos contribuyeron a la transformación de la ciudad. Los extranjeros eran son sólo "hombres y mujeres occidentales" de la clase dominante. Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses llegaron, principalmente como un ejército fascista.
La Revolución de Agosto de 1945 trajo una nueva brisa: Hanói fue reconocida como capital de la República Democrática de Vietnam. Hanói estaba cubierta de banderas rojas con estrellas amarillas, lo que provocó que el oficial de inteligencia francés J. Sainteny, al regresar con el complot para "recuperar Indochina", registrara sorprendentemente lo que vio después del día del Levantamiento General: "Mientras el avión voló bajo sobre el cielo de Hanói, vimos extrañas flores rojas floreciendo muy deprisa en la ciudad como para darnos la bienvenida. No fue hasta que el avión descendió mucho más cuando vimos que eran banderas rojas con estrellas amarillas. Intercambiamos miradas de sorpresa, ¡sin duda no era la calurosa acogida que habíamos previsto! Sí, no sabían que los habitantes de Hanói sólo aceptarían a personas que les trajeran amistad y armonía.
El ejército francés comienza a retirarse de Hanói. (Foto: VNA)
El ejército francés comienza a retirarse de Hanói. (Foto: VNA)
Hanói nunca había visto tantos extranjeros y sujetos complicados en 1945-1946; había pocos amigos y muchos estaban al acecho para invadir el país. Aunque los soldados fascistas japoneses se habían capitulado, aún no se habían retirado por completo. El ejército de la República de China, que llegó en nombre de los Aliados, intentó derrocar al gobierno revolucionario y se dedicó a cometer actos vandálicos. Después del acuerdo preliminar, se concedió permiso al ejército francés para instalarse en algunas grandes ciudades, principalmente Hanói. Siguiendo el llamamiento del Gobierno y del Presidente Ho Chi Minh, el pueblo de Hanói trató con comedimiento a los extranjeros, evitando provocaciones, pero también se preparó para la guerra de resistencia contra la invasión. Fue una forma de comportamiento civilizada, firme pero sutil, que aportó una nueva característica a la cultura de los hanoyenses en los primeros días de la revolución.
La guerra estalló en la noche del 19 de diciembre de 1946, "exactamente a las 20:00 horas, se cortó la electricidad en Hanói mientras las fuerzas de autodefensa atacaban zonas francesas. El coche de Sainteny, en camino de su casa al Palacio del Comisario Republicano, fue alcanzado por una mina y él resultó gravemente herido. Este ataque contra el representante colonial francés fue la primera respuesta de los residentes de Hanói a los invasores. Y le siguieron más de 60 días y noches de lucha valiente de las fuerzas de autodefensa de la región 1 de Hanói. La heroica lucha del Regimiento de la Capital amplió la guerra de resistencia a nivel nacional y, ocho años más tarde, en octubre de 1954, "las cinco puertas dan la bienvenida al ejército que marchó en el centro de la ciudad para tomar el control de la misma”.
Hanói volvió a vivir en un ambiente lleno de espíritu revolucionario. En los primeros días de su regreso a la capital, el Presidente Ho Chi Minh lanzó un llamamiento: "Todo el país mira hacia nuestra capital. El mundo mira hacia nuestra capital. Todos debemos esforzarnos por mantener el orden y la seguridad, haciendo que nuestra capital sea pacífica, hermosa y fuerte tanto física como espiritualmente". En respuesta al llamado del Tío Ho, los hanoyenses se esforzaron por convertir Hanói en una ciudad civilizada y ordenada. Uno tras otro, surgieron parques industriales y gradualmente se construyeron hileras de casas prefabricadas. El parque Thong Nhat (Reunificación) y la calzada de Thanh Nien (Juventud) eran una fuente de inspiración para miles de jóvenes y estudiantes en los domingos “Días de trabajo socialista”. Entre las universidades fundadas en aquel momento, se destacaban la Universidad de Hanói (ahora Universidad Nacional), la Universidad Politécnica, la Universidad de Economía, la Universidad de Agricultura y Silvicultura. Las universidades de Medicina y Farmacia y de Pedagogía regresaron a Hanói desde la zona de resistencia. Además de proporcionar educación a miles de estudiantes de todos los niveles, se cultivó en Hanói un nuevo contingente de intelectuales. Pero aunque pura y ordenada, Hanói seguía siendo pobre.
El Presidente Ho Chi Minh recibió cordialmente al primer ministro indio, Jawaharlal Nehru, en una visita amistosa a Vietnam, el 17 de octubre de 1954, inmediatamente después de la liberación de Hanói. (Foto: VNA)
El Presidente Ho Chi Minh recibió cordialmente al primer ministro indio, Jawaharlal Nehru, en una visita amistosa a Vietnam, el 17 de octubre de 1954, inmediatamente después de la liberación de Hanói. (Foto: VNA)
El primer dirigente extranjero en visitar Hanói después de la liberación de la capital fue el primer ministro indio, Jawaharlal Nehru, que ocupaba el cargo de Presidente del Comité Internacional de seguimiento y control del armisticio en Indochina (según los Acuerdos de Ginebra), seguido por el primer ministro de la Unión de Birmania, U Nu. El pueblo de Hanói estaba feliz de recibir a los amigos de Vietnam y a los soldados del movimiento de de resistencia y liberación nacional. En los años siguientes, los hanoyenses recibieron a líderes, políticos y amigos de países socialistas procedentes de Asia, África y América Latina.
Sin embargo, a los 10 años exactos de construcción de la paz (1954-1964), Hanói volvió a entrar en una guerra feroz contra la invasión del imperialismo estadounidense. Una Hanói evacuada estaba algo desierta pero firme en la desigual batalla entre la tierra y el cielo. Además de los amigos que apoyaban la resistencia de Hanói contra el imperialismo estadounidense, la capital recibió a huéspedes no invitados que "caían del cielo" y se alojaban en el "Hotel Hilton Hanoi". Aunque se trataba de pilotos enemigos derribados, los hanoyenses los trataron con dignidad y paciencia de acuerdo con la moral tradicional de la nación.
Hanói era resistente en los días de la guerra. Su ejército y pueblo superaban muchos desafíos, enemigos internos y externos para avanzar firmemente hacia adelante.
En 1975 finalizó la guerra, se liberó el sur del país y se unificó Vietnam. El país se unificó en la República Socialista de Vietnam y su capital es ahora Hanói. Vietnam amplió sus relaciones internacionales. Muchos países establecieron relaciones diplomáticas, incluidos los cinco países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean). Esos logros atrajeron a muchos visitantes extranjeros a Hanói, pero poco después, la guerra en las fronteras suroeste y norte y la política de embargo de fuerzas hostiles causaron muchas dificultades, lo que provocó el cierre de las actividades de los asuntos exteriores una vez más.
Hanói había sido resistente en los días de la guerra, y tanto los soldados como el pueblo habían superado muchos desafíos, enemigos internos y externos en aras de lograr sus metas. Para reconocer los triunfos en las dos guerras de resistencia por la liberación nacional, en ocasión del 45 aniversario de la Liberación de la Capital en 1999, el Estado vietnamita concedió a Hanói el título de Héroe, Capital Heroica y Ciudad Revolucionaria.
Hanoyenses
embajadores de la diplomacia pueblo a pueblo

La política Doi Moi (Renovación) del Partido aprobada en el VI Congreso (1986) sacó al país del aislamiento, contribuyó a normalizar y establecer relaciones con los principales países y a ampliar los intercambios económicos y culturales. Con esa nueva brisa, Hanói se convirtió verdaderamente en un centro de intercambio internacional. La capital recibía cada día a numerosos extranjeros, desde políticos hasta empresarios, desde activistas culturales y educativos hasta turistas y deportistas. Entre ellos, muchos se quedaban para hacer negocios o se establecían para vivir largo tiempo en Hanói.
Después de la puesta en marcha del proceso de Doi Moi (Renovación), Hanói se presentó al mundo como una ciudad dinámica que cambia cada día, una metrópoli moderna combinada con elementos del pasado, como el Casco Antiguo y “Van Mieu - Quoc Tu Giam” (Templo de la Literatura-Academia Imperial), junto con otras reliquias históricas y culturales, y una urbe amable con gente elegante y hospitalaria. En reconocimiento a esos logros sobresalientes, en 1999, Hanói fue declarada "Ciudad por la Paz", un noble premio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La Ciudadela Imperial de la región central de Thang Long fue designada Patrimonio Cultural de la Humanidad por el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco en 2010. Este sitio, imbuido de la cultura tradicional vietnamita, sirvió como centro de poder a través de las dinastías.
Turistas visitan Van Mieu - Quoc Tu Giam. (Foto: Ha Nam)
Turistas visitan Van Mieu - Quoc Tu Giam. (Foto: Ha Nam)
A medida que la nación avanza en el proceso de Doi Moi, Hanói se acompasa cada vez más a la misma. Su puerta está abierta para que amigos de todos los continentes participen en el intercambio y la cooperación en comercio, inversiones, finanzas, cultura, educación, turismo, deportes y otros campos.
Las operaciones de asuntos exteriores no sólo las realizan funcionarios diplomáticos y no se limitan a conferencias o banquetes, sino que también se llevan a cabo en cualquier lugar y momento con todas las personas. Una sonrisa brillante, una palabra cortés, un gesto hospitalario, una ayuda entusiasta de la gente de Hanói -desde el taxista hasta la vendedora, desde el policía de tránsito hasta los alumnos, desde los oficinistas hasta los ciclistas-…, todas estas pequeñas cosas pueden causar una gran impresión a los visitantes y hacerles sentir bien con la gente de la capital de las milenarias tradiciones culturales.
Por lo tanto, la primera cuestión que debe abordar es concienciar a los hanoyenses sobre la responsabilidad y el honor del anfitrión cuando recibe invitados. Es necesario sensibilizar al público sobre la etiqueta cultural y la forma de comunicarse con los turistas a través de actividades de divulgación en las organizaciones locales, en las escuelas y en los establecimientos sindicales de profesiones que tienen contactos regulares con los extranjeros. Es imprescindible y práctico lanzar una campaña para inculcar un sentimiento de hospitalidad entre los habitantes de la ciudad, en especial en las zonas centrales. La recopilación de documentos sencillos y prácticos y su atractiva divulgación ayudarán a comprender la diplomacia popular, contribuyendo a aumentar la eficacia de esta labor.
Una sonrisa brillante, una palabra cortés, un gesto hospitalario, una ayuda entusiasta de la gente de Hanói -desde el taxista hasta la vendedora, desde el policía de tránsito hasta los alumnos, desde los oficinistas hasta los ciclistas-…, todas estas pequeñas cosas pueden crear alegría y dejar una profunda impresión en los corazones de los visitantes sobre la gente de la capital de las milenarias tradiciones culturales.
En segundo lugar, es crucial mejorar el dominio de otros idiomas, en primer lugar el inglés, sobre todo en el sector turístico. Para cada profesión es necesario organizar clases y crear manuales de idiomas extranjeros; por ejemplo, hay que abrir clases distintas para taxistas y ciclistas, vendedores y policías de tránsito. Cuando menos, cada uno debe aprender palabras básicas y algunos diálogos comunes relacionados con su trabajo.
Hanói es indudablemente capaz de esa tarea, teniendo en cuenta su experiencia en la organización de clases para el movimiento de alfabetización masiva “binh dan hoc vu”, iniciado por el Gobierno provisional de la República Democrática de Vietnam en cuanto fue proclamada la independencia nacional en 1945, y de cursos de educación complementaria, un tipo de formación dirigido a quienes no tengan suficientes condiciones o tiempo para recibir educación formal. Por supuesto, se necesitan personas a cargo de la compilación de materiales de aprendizaje sencillos para cada grupo objetivo, así como educadores con entusiasmo y conocimientos, que pueden ser seleccionados del profesorado y del estudiantado en escuelas de idiomas extranjeros o entre los profesionales de cada sector con buen dominio de estos. La habilidad de comunicarse en otras lenguas es especialmente útil para uno mismo, por lo que crear y nutrir un movimiento al respecto definitivamente recibirá una gran acogida del público.
Turistas visitan una reliquia en Hanói.
Turistas visitan una reliquia en Hanói.
En tercer lugar, una relación es realmente sostenible siempre y cuando las partes expongan un grado de civilización en su estilo de vida y trabajo, de manera que deben primero procurar practicar la disciplina. Es fácilmente perceptible para los visitantes la falta de la disciplina en el tráfico callejero, el comportamiento público y el saneamiento ambiental, así como la burocracia del aparato administrativo en este país. Los inversores se preocupan por la propensión de ciertos trabajadores vietnamitas a incumplir las normas de puntualidad y del proceso de producción, entre otras transgresiones relacionadas con la indisciplina. Al superar los malos hábitos para convertirse en habitantes de una ciudad civilizada y capital de la paz, los hanoyenses, además de ganarse a los forasteros con sus refinadas maneras y su pacífica capital, también contribuyen a la construcción de una Hanói próspera y estéticamente agradable, en pos de la industrialización nacional hacia la modernidad.
Hanói, como ciudad capital, se responsabiliza de desempeñarse satisfactoriamente el papel de representante de Vietnam ante otros países. La cuestión radica en convertir a cada hanoyense en un embajador de la diplomacia popular, que transmite a los amigos extranjeros imágenes inspiradoras y buenas impresiones sobre la nación indochina y su gente.
Foto: Periódico Ha Noi Moi
Foto: Periódico Ha Noi Moi
Para concluir, quizá no hay mejor manera de recalcar una enseñanza del Tío Ho de hace 60 años que esta: “Todo el país mira a nuestra capital. El mundo mira a nuestra capital. Todos nosotros debemos esforzarnos por mantener el orden y la seguridad, y hacer de nuestra capital una ciudad pacífica, hermosa y sana física y espiritualmente”. Ese mensaje, plasmado en el pensamiento de cada ciudadano de Hanói, debe concretarse en acciones.
Presentación: NGOC DIEP
Foto: Trung Hieu, Periódico Ha Noi Moi, Agencia Vietnamita de Noticias (VNA)
Traducción: Thanh Hang, Kim Huong, Hai Anh, Trang Ngan, My Phuong