Liurka Rodríguez llegó por primera vez a Vietnam en 2003, junto con un grupo de funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba que se formarían en el estudio de la lengua y la cultura vietnamitas. Para ella, era un sueño hecho realidad. En cuanto se enteró de la oportunidad de estudiar en la Universidad Nacional de Hanói, supo que la experiencia iba a ser muy interesante, pues ya desde muy pequeña sentía un profundo afecto por Vietnam, un país que había sido su toma de contacto con el mundo exterior y una tierra heroica que tenía muchas ganas de visitar.  

“Desde que estaba en la escuela primaria se hablaba de la valentía del pueblo vietnamita, cuya victoria sobre poderosos enemigos constituía un ejemplo de resistencia. Además, uno de los libros preferidos de mi infancia era “Cuentos de Vietnam”, escrito por el narrador cubano Félix Pita Rodríguez, quien también había traducido poemarios de Ho Chi Minh, Héroe de la Patria de Vietnam”, compartió la diplomática.

El primer encuentro de Liurka con la capital vietnamita aún es un tema del que habla con frecuencia.“Lo primero que aprecié, al llegar, fueron campos de arroz, de camino desde el aeropuerto hacia la ciudad, los campesinos con sus sombreros cónicos, el trayecto por el puente sobre el río Rojo. Esas imágenes se correspondían con lo que yo dibujaba en mi mente. Sin embargo, cuando entré a Hanói entre motos, grandes avenidas, altos edificios y miles de personas con su paso apurado por todas partes, eso superó mis expectativas. Fue maravilloso encontrarme con un país así, tan desarrollado y bello como lo había soñado Ho Chi Minh”, expresó.

“El cariño de los vietnamitas en todos los lugares que visité”

“En cada lugar visitado tanto yo como otros funcionarios cubanos encontramos cariño. Las personas me preguntaban de qué país era, y cuando decía que de Cuba, se ponían muy contentas, me abrazaban y decían: ‘Cuba y Vietnam, hermanos, unidos vencerán’”, narró Liurka emocionada.

Durante su misión en la Embajada de Cuba en Hanói, participó en numerosos eventos y encuentros importantes entre los altos dirigentes de ambos países, así como en los intercambios amistosos entre localidades. Estas experiencias tuvieron un valor incalculable para ella, ya que le permitieron comprender mejor que la confianza mutua, la amistad, el respeto y la extraordinaria solidaridad han  sido siempre un sello distintivo de la ejemplar relación entre Vietnam y Cuba a lo largo de sus 65 años de historia.

Los pueblos de ambos países comparten desde hace tiempo una profunda empatía en su lucha común por la paz, la independencia, la libertad y la prosperidad. Aunque separados por medio mundo, los corazones de las dos naciones siempre han estado cerca, latiendo al unísono.

“Los amigos vietnamitas siempre nos han tenido a los cubanos como hermanos, apoyándonos en todo, en la producción de alimentos, en el suministro de arroz, en proyectos inversionistas. La cooperación en esferas de la salud, la biotecnología, la energía renovable, entre otras tantos son una evidencia de cuánto hemos avanzado en 65 años de relaciones bilaterales. Los vínculos entre Cuba y Vietnam son un gran tesoro”, enfatizó Liurka.

La diplomática aquilata los sentimientos de solidaridad y respeto, el agradecimiento del pueblo de Vietnam  por todo el apoyo que brindó Cuba a este maravilloso país, así como el cariño sincero que Vietnam siempre ha dedicado a Cuba. Por lo que siempre ha buscado compartir y establecer mecanismos de cooperación para que ambos países  avancen juntos en el camino hacia la construcción del socialismo.

“Esa histórica amistad fue la causa por la que nunca me sentí sola, ni extraña en un país tan distante. Siento que en la Patria del Tío Ho crecí como profesional. He aprendido mucho de Vietnam, sobre la laboriosidad, el respeto y la promoción de las tradiciones culturales e históricas, el espíritu patriótico y el orgullo nacional...” Cada día que pasa, Liurka percibe que su amor por Vietnam se hace más fuerte, lo que hace que se sienta más vietnamita que nunca.